viernes, 19 de abril de 2024

Usuario

Contraseña

¿Olvidó su contraseña?


Por aquí saldrán noticias de la Ibérica

membrete



EL GRAN MARAÑON HA LLEGADO AL MAR


Despedida de Toni el suizo - el puentero.

Hace casi 30 años, el 5 de marzo de 1987 un terremoto azotó a Sucumbìos. En esos días llegó a Quito un joven suizo, recién terminado el bachillerato, y se encontró en el aeropuerto todo un movimiento de aviones que transportaban víveres a los afectados en Lago Agrio. Era Toni Ruttiman. Movido por esa situaciòn dolorosa comenzó a ver qué podía hacer por la gente que sufría en sucumbìos sobre todo por la falta de comunicaciòn. Se dedicó a hacer puentes. Ahí cambió su vida... la dedicó a hacer puentes para ayudar a los más pobres: Ecuador, Colombia, Guatemala México, Vietnam, Camboya... han sido testigos de esa vida.

Hoy día Toni comparte dónde encontró la motivación:

He recibido la noticia que Gonzalo se ha despedido.

El gran Marañon por fin ha llegado al mar. No - como era de esperar - del lado occidental del Atlantico sino del otro. No en Suramerica sino en Africa. Empero, el mar es uno, y eso es lo que cuenta. 

Al igual que su estadia, se ha merecido  la partida de este planeta, donde ha dado tanto. Y lo ha hecho de la mejor manera: de servidor a pata pelada, no de obispo y jerarca.

Si, Gonzalo nos ha ayudado mucho y se ha mantenido fiel a su conviccion a traves de las tormentas y la soledad. Asi su luz brilla por encima de los poderes de la iglesia y las facciones dentro del Vaticano.

Mi camino de puentero ha sido ineludiblemente marcado por la mision de la selva que Gonzalo ha construido desde tan joven. El y su gente de ISAMIS me han recibido desde el primer dia en Lago Agrio, me han mostrado el camino a los pobres y a los puentes. Me han dado su ejemplo del amor, me han dado de comer y un lugar para dormir cuando lo necesitaba. Me han curado de malaria y otros males, y en todo ello me han dado su preciosa amistad. Si hoy soy puentero, es en buena parte gracias a ellos y ellas - y por ende gracias a Gonzalo.

Si se van a su entierro, haganme el favor de poner una rosa blanca en su tumba. En senial de profundo agradecimiento y alta hermandad. 

Mientras tanto, nosotros seguimos.

Abrazo de puentero,

Toni. 


enviar por email Imprimir

« Algunos testimonios ante la muerte de Mons. Gonzalo. EL GRAN MARAÑON HA LLEGADO AL MAR »