Pasan los días, pero los peregrinos no dejan de pasar buscando sentidos hondos a la vida. En esta segunda quincena de agosto el P. Roberto ha llevado paz y consolación a los corazones en la catedral de Santiago. Ahora se incorpora el P. José Alberto. En estos hermanos nuestra vocación de carmelitas se hace itinerante, sale a los caminos para dar gratuitamente la paz de Jesús. Gracias a todos los que han hecho un hueco en su agenda para prestar este servicio. Gracias a las Madres Carmelitas de Santiago.
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