sábado, 18 de mayo de 2024

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Superior Provincial



¡FELIZ NAVIDAD!


Solo algunos lo esperan, pero Jesús nos busca a todos. No hay sitio para Él en la mentalidad de muchos, pero Jesús llama a todas las puertas como un mendigo de amor. Crisis diversas recorren los pueblos como una amenaza, pero Jesús viene como luz que transfigura el mundo.   

Viene Jesús. Jesús siempre viene. ¡Qué alegría tan nueva! Viene Jesús. Viene el Amor. ¡Qué sorpresa tan inaudita! Nada le ata las manos. Pasados los fríos de todos los inviernos, viene Jesús cantando la alegría de la primavera. Él es la Navidad, el sentido de esto que llamamos vida. Su amor hace nuevas todas las cosas. Su presencia entre nosotros cambia el destino.

¡Jesús! ¡Qué pequeño le ha hecho el amor! Entra por la puerta de atrás, donde siempre están los que no cuentan. Apenas mete ruido, pero su fuente de gracia no deja de manar. De su plenitud podemos recibir gracia tras gracia, porque la vida verdadera está en sus manos. Abre con su paz escenarios de vida y no de muerte. A la tierra le ha nacido Dios. Se ha juntado a nuestra nada el ser que no se acaba. Ya toda fragilidad es sostenida por su amor. Es Niño y ya es Señor. Es pan y ya se parte. Apenas nace y ya está la cruz en el horizonte. Por amor. Para la vida de todos.  

Nacido de Santa María Virgen, porque su sí lo ha traído a la tierra, relumbra como una estrella, para que pongamos en Él los ojos. El hijo de María y de José es el Salvador. Es tiempo de emprender el camino hacia Jesús, superando los fríos de la mañana. Es tiempo de mirar con gratitud, de saborear con calma su gran don entregado. Es tiempo de creer, de confiar. Es tiempo de abrazar la Palabra que nos salva, de besar la ternura, de danzar al son de su gracia. Es tiempo de amar a los seres humanos de una manera humana.   

Jesús habla en el silencio y, en silencio asombrado, le damos espacio en el corazón. Jesús es amor; va más allá de los amores y solo, en adoración prolongada, crece su presencia en los adentros. Nace en Belén, la casa del pan, para ser pan partido y repartido para la vida del mundo. Jesús, amor entregado por el Padre, despierta las músicas del Espíritu para mostrar al mundo el rostro de una humanidad en crecimiento infinito hacia el amor solidario, la compasión y la ternura, la comunión y la paz.   

Jesús es Dios con nosotros. Jesús es Dios abrazándonos por dentro. Misterio de Dios y del hombre, juntos. Recreación de nuestra humanidad en la imagen de su humanidad. ¡Que se nos despierte la fe dormida y cansada! ¡Que nuestro corazón se abra a la alegría! Jesús es lo más real, lo más decisivo, se ofrece como verdad a la capacidad de verdad que hay en el hombre. Con Él nace y renace la esperanza. ¡Vamos también nosotros a adorarlo! ¡Feliz Navidad! Pedro, provincial.



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