sábado, 18 de mayo de 2024

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Superior Provincial



Hoy profesa Osvaldo. ¡Felicidades!


A Osvaldo

 

“Era tanto el consuelo interior que traíamos y la alegría, que muchas veces se me acuerda lo que el Señor tiene encerrado en las virtudes” (Fundaciones 15,14).

 

Estamos todos contigo en Queru-Queru, donde comenzaste tu andadura en el Carmelo Teresiano, pendientes del SÍ que le vas a dar a Dios para vivir en la familia de la Madre del Carmelo. Detrás han quedado muchas cosas. Ahora tus ojos solo se fijan en Jesús, que ha pasado por tu vida y te ha llamado. Con tu mirada limpia, con tus ojos emocionados, caminas decidido a encontrarte con Él. Gracias por dejarte mirar por el que, mirando, deja toda vida vestida de gracia y de hermosura.

Tu espíritu joven, buscador, señala con emoción a Jesús, a quien has encontrado. Tu alegría delata que se ha producido en ti un encuentro, que has dado con la perla preciosa. La complejidad de la vida se te ha vuelto sencilla en Florida, de repente. La oscuridad ha quedado rota por la luz que te ha inundado. ¡Tiene sentido mi vida!, es ahora tu canto. No ha sido inútil tanto otear el horizonte. Ahora quieres buscar todo y encontrar todo en Él. Jesús es tu alegría, tu juventud, tu verdad, tu vida, tu proyecto. Nos unimos todos a tu canto.

‘¿Qué buscas?’, te pregunta Jesús, al ver que le sigues. Y tú, convocado a la hondura, le hablas de tu sed más genuina, de tu búsqueda más auténtica, de tu verdad más desnuda y abierta. Puedes desvelar sin miedo tu misterio ante Él, porque viene a colmar con su amor todos tus vacíos.

‘¿Dónde vives?’, le preguntas tú. Y Él te muestra su figura, porque solo con su presencia se cura la dolencia de amor. En tu oriente boliviano se te ofrecían muchas cosas, pero tú has descubierto que ninguna cosa es capaz de dar alegría a ese corazón tuyo, escondido en tu cuerpo grande. Así que te vas con Él a la intimidad más íntima donde nacen las aguas limpias, te vas al silencio desasido de toda otra posesión, te vas a la atención amorosa, obediente, ajena a toda distracción. Te vas a la misión.   

‘Ven y lo verás!’, te susurra. Vete detrás de Jesús, poniendo tus pies en sus pisadas, aprendiendo cada día de Él. Vete a la comunidad teresiana, donde Él está, para aprender cada día de los hermanos, compartiendo gratuitamente con ellos los dones que has recibido. Vete a las gentes a las que eres enviado para descubrir detrás de cada rostro una persona a quien amar, porque el que te ha llamado a seguirlo está escondido en el llanto de los pobres, en la búsqueda de los jóvenes, en la inocencia de los niños, en la sabiduría de los ancianos, en el amor de las familias, en el lento caminar de los pueblos.

Osvaldo, vete sin miedo con Jesús, que no quita nada y lo da todo. Después de tu SÍ, todo habrá cambiado. Las dificultades seguirán estando ahí, pero a tu corazón le habrá nacido una alegría que nada ni nadie te podrá quitar. Y un canto loco, el tuyo, y el de todos nosotros, se oirá por los caminos. ¿Quién me separará de ti, Jesús? Solo Tú sabes decirme lo que quiero.    

Todos los hermanos y hermanas de la Provincia nos alegramos contigo, oramos contigo, decimos Sí a Dios contigo, en la familia del Carmelo Teresiano a la que hoy te incorporas decididamente. Un fuerte abrazo: Pedro y hermanos.



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