2 de  diciembre del 2011

         Muy queridos, P. Provincial de Burgos fr. Pedro Navajas, Fr. Felipe Baranda, Delegado del Vicariato Bolivia- Uruguay-Paraguay,  y todos los frailes de este Vicariato

         A través del P. Marcos Juchem Junior, Definidor encargado de América Latina y Caribe, quiero haceros llegar estas palabras, como signo de mi cercanía y oración sincera por y con vosotros.

         Oración que, en estos  días, lo es ante todo de acción de gracias en la celebración de los 100 años de presencia del Carmelo Descalzo masculino en Uruguay.

         Mi agradecimiento se dirige, en primer lugar, a nuestros hermanos carmelitas descalzos, pioneros de esta  misión y presencia del Carmelo de Santa Teresa en estas tierras Uruguayas. Agradecimiento a los primeros misioneros que, llegaron el año 1911 al Uruguay, enviados por la Provincia  de Navarra, en España, y que después se tornó territorio de la Provincia Burgense. Agradecimiento a cuantos han sostenido y extendido la presencia del Carmelo en Uruguay, durante todo este tiempo, sorteando las dificultades iniciales y aquellas que el tiempo ha ido poniendo a lo largo de estos 100 años.

         A los padres que habitaron la primera presencia estable en  Montevideo, han seguido muchos otros que,  han sostenido y sostienen la realidad y expansión del carisma teresiano en vuestra tierra, que es signo vivo del amor a Cristo, a través de la experiencia intensa de una vida de comunidad fundada en las virtudes teresianas: el amor de unos con otros, el desapego de todo lo creado, la humildad… y la determinada determinación.

         Ésta última es particularmente necesaria en este tiempo de acción de gracias al Señor por los 100 años de presencia en vuestra tierra. Al gozo de la celebración debe seguir la toma de conciencia acerca de la responsabilidad en la continuación de la tarea de los que os han precedido, el entusiasmo en la vivencia de una experiencia fraterna y orante que sea reconfortante para quienes os contemplan -a los que habéis de servir también a través de vuestra vida comunitaria- y la acción pastoral que, fundada en ella, hace llegar a todos, particularmente a los más pobres, los ricos frutos del Carmelo teresiano.

         Pido al Señor que bendiga  con nuevas y abundantes vocaciones, para que el árbol del Carmelo, cuya semilla plantaron hace ya 100 años nuestros venerables predecesores, se extienda y ofrezca una sombra amable y revitalizadora a toda la tierra del Uruguay, a todos sus hombres y mujeres.

Unido a vosotros en la alegría, la acción de gracias y la oración, os saludo fraternalmente en el Carmelo de María, la llena de gracia:

Fr. Saverio Cannistrà, ocd

Prepósito General