Burgo de Osma
El pueblo del Burgo y los pueblos de alrededor festejaron, y de qué manera, a la Virgen del Carmen. Preparó el terreno la predicación, siempre ceñida a la Palabra de Dios, del P. Manuel Diego. Si en todos los sitios se cumple aquello de que "el discípulo la recibió en su casa", aquí, si cabe, mucho más, porque la Virgen del Carmen se ha hecho una mujer del Burgo, metida en las entrañas de estas gentes, confidente de plegarias, de llantos, de alegrías. Una vez más, ayer, la Señora del lugar cantó su canción a todos los que quisieron escuchar y mostró a todos a Jesús, el fruto de su vientre. Y el pueblo respondió cantando la Salve con una emoción inmensa y un compromiso de ir por la vida con la bendición y alegría que les dejó la mirada de la Madre del Carmelo. Eran ya altas horas de la noche, y muchos, niños también, seguían danzando en la plaza la famosa "rueda". La alegría de la casa de María había saltado a las plazas y calles. El vino nuevo del Reino corría por las calles.