Cochabamba -Queru-Queru
A nuestros Hermanos
de las Delegaciones de Bolivia y Uruguay-Paraguay
Un saludo fraterno desde Cochabamba, que quiere recoger “el espíritu de Londrina”, pero avanzando en este proceso de reestructuración, en la que el Carmelo latinoamericano se encuentra embarcado.
El Encuentro de los dos Consejos de nuestras Delegaciones se ha ido llenando de palabras y de gestos, de reflexión y francos intercambios, de confesión de nuestras limitaciones y de renovada confianza de cara al futuro, que es el nuestro. Somos conscientes de las dificultades que la conformación del nuevo Vicariato comporta; pero es más fuerte la convicción de que está sonando una hora, que no queremos dejar pasar. Van quedando atrás ciertas lógicas reticencias de un primer momento; ahora es el desafío, que ambos Consejos asumen, decididos a seguir avanzando en el proceso iniciado. El tiempo nos urge, y más aún la acción del Espíritu, al que debemos responder con presteza y generosidad.
Ya de momento han ido apareciendo unas ciertas prioridades, que pueden marcar la futura andadura del nuevo Vicariato. Han sonado fuertemente la Promoción Vocacional, la Formación Inicial (lineamientos y ubicación por etapas) y Permanente, nuestros ámbitos comunitarios, unas presencias de verdad significativas en el campo de la Espiritualidad, y hasta unos sueños misioneros, que empatan con los de Teresa de Jesús. Elementos claves, que han vibrado cálidamente en el Encuentro y que, dentro de esta dinámica de cambio, apuntan a una cualificación seria de nuestro ser de carmelitas muy en comunión.
La topografía de nuestro futuro Vicariato es de lo más rica y variada: altiplánica y tropical en Bolivia, la oriental y occidental de Paraguay y la costa uruguaya; pero en estos momentos nos preocupa sobre todo esa otra geografía interior de cada uno de nosotros, donde se resuelve la actitud de acogida y disponibilidad ilusionada frente al acontecimiento que nos está ya envolviendo. Actitud abierta al Espíritu del Señor en sus manifestaciones, y también al diálogo, como búsqueda conjunta de la verdad carismática a la que nos debemos. El carisma, siendo tan de Teresa y de Juan de la Cruz es mucho más que ellos: se parece mucho a nosotros. Y concretamente es el empeño fascinante de recrear su rostro latinoamericano: todo un proceso de inculturación por caminos de diálogo de identidades, como carmelitas teresianos y como hijos de esta tierra. Y a la luz de esto, todo lo demás dentro de nuestras Iglesias y al servicio de nuestros pueblos.
Y nos invitamos a que aprovechemos estos meses que faltan para la celebración de nuestro Capítulo, para profundizar en “el espíritu de Londrina”, que habla de conversión personal, nueva mentalidad y de reidentificación de nuestras vidas, así como ir reflexionando aquellos aspectos, que en el Encuentro se juzgan prioritarios para la Vida del futuro Vicariato.
“Juntos andemos, Señor”: fue la súplica y el gran anhelo de Teresa, nuestra Madre; es también nuestro compromiso. Siempre nos hemos sentido cercanos, como hijos de la madre Provincia San Juan de la Cruz de Burgos, a la que nunca vamos a renunciar. Sólo que una y otra, Teresa y la Provincia, nos quieren crecidos, adultos y, con el tiempo, hasta autónomos; autonomía, no desde la oposición, sino desde tanta gracia recibida e incrementada.
Un deseo de bien para todos y que María del Carmen siga siendo la Madre que sabemos.
« Mensaje a los misioneros desde el Encuentro Nuestro mes de enero »