Un saludo cordial a los hermanos y hermanas de la Provincia. Ayer por la tarde llegué a Montevideo, acompañado por el P. Julio Félix, que ya forma parte de este paisaje -¡cuarenta años lleva viviendo en tierras uruguayas!-. Esta es la última etapa de mi viaje por las Delegaciones de América. Llego aquí con el gozo y la nostalgia de todo lo vivido en Paraguay. Han sido tantos y tan intensos los encuentros con las carmelitas, los carmelitas seglares, los frailes, con Chiquitunga, que no puedo olvidar tanta gracia y ésta me brota sin esfuerzo en un canto agradecido. Y aquí, en Montevideo, me encuentro con la fiesta de cumpleaños del P. Jorge, Delegado Provincial, a quien toda la parroquia agasaja con un entusiasmo inusual. Y aquí, en Montevideo, me encuentro con una comunidad de amigos que tienen el corazón lleno de nombres: Carmelo, Manuel, Fidel, Braulio, Pedro Tomás, Pedro Rodríguez, Pedro Fernández... Estar aquí es tener la oportunidad de pasar a muchos hermanos por el corazón, porque, de su paso por estas tierras, han quedado grabadas, en la memoria de muchas personas, alianzas irrompibles. Repartiré el tiempo de estancia en Uruguay entre Montevideo y Florida, donde veré a nuestro querido hermano Benito, tan accidentado últimamente. Para todos, especialmente para los hermanos enfermos, de la Enfermería de Burgos y de otros lugares, mi abrazo más entrañable. ¡Feliz, intenso y fructífero tiempo de Adviento para todos! Pedro, provincial.