lunes, 29 de abril de 2024

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El jazmín de la gratuidad

En la Eucaristía de las siete de la tarde en Tupa Roga -¡qué de recuerdos y abrazos para el P. Juventino!- han regalado a los niños una bolsita de caramelos. A la salida unos jóvenes han venido a decirnos que había fallecido su abuelita, y que le gustaban mucho los caramelos y que, por eso, han dado caramelos para todos los que participaban en la eucaristía de Cristo Rey, el que opuso la dignidad al poder, la libertad a la fuerza, la verdad a la mentira. Y esto gesto de gratuidad de la abuela fallecida expresa, como ninguna otra cosa, lo que han sido el Congreso y la Exposición de Chiquitunga: ¡Una fiesta de detalles de gratuidad! ¡Cómo se explica si no, que venga Aniano desde Roma, o Patricio desde Brasil, o Ciro desde Burgos a impartir sus conferencias! ¡Cómo se explica si no, que Resti y Fabiola le haya sacado al día 25 horas, como quería Chiquitunga, para anunciar por los barrios pobres de Asunción a Jesús, que le había enamorado el corazón! ¡Cómo se explica si no que Julio Félix, desafiando al intensísimo calor, haya hecho vibrar al auditorio con su voz nítida y entusiasta a la hora de hablar de una mujer, Chiquitunga, que se atrevió a amar a Jesús y a entrar en su reinado desde la pureza y el amor a la verdad! ¡Cómo se explica, si no, que Flaminio y Carlos se hayan metido en el encanto de esta mujer y canten, sin pudor, las grandezas que Dios ha hecho, por pura gracia, en ella! No se explican los mil gestos de entrega vividos esta semana sino por el perfume de la gratuidad que el Espíritu sembró en el corazón de Chiquitunga y que ella esparce sin cesar por el mundo. La gratuidad y el amor, la sonrisa, son así, ¡gratuitos! Solo se explican desde la gratuidad de Dios. En Asunción, estos días, ha habido una siembra generosa de gratuidad. Los aspirantes y sus formadores, los postulantes y sus formadores, el Carmelo Seglar, el P. Felipe presente en todo, los Padres de Uruguay, también aquí, para no perderse la fiesta, el P. Jorge, Delegado Provincial, animando la barca de la Delegación, y tantos amigos y tantas amigas del Carmelo y de Chiquitunga. ¡Una fiesta de todos, gracias a Chiquitunga! No es fácil decir lo que ha pasado. Solo queda cantar al Señor que acoge en su Reino a los que se atreven a ser testigos, como Chiquitunga, de que solo hay una verdad: el amor que se entrega por entero: "Todo te ofrezco, Señor" Estas son las palabras que mañana va a decir Favio, al ser ordenado sacerdote. Su vida y su Sí son otro fruto y no pequeño de gratuidad. ¡Gloria al Señor que así bendice al Carmelo en Paraguay!  



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