Un saludo cordial desde Quito para todos los hermanos y hermanas de la Provincia, especialmente para los hermanos más enfermos e impedidos y para los jóvenes que comienzan con ilusión el caminito que recorrió santa Teresita. Ayer salí de Burgos acompañado por el P. Juan José, a quien agradezco de corazón su compañía, y tomé el avión de Ibería a las 12,15 hora española. El vuelo fue bueno, aunque los huesos sacro y coxis, doloridos todavía de la caída que tuve hace tres años, se hicieron sentir durante la sentada de once horas. En Quito, con un sol radiante, me estaban esperando los hermanos de la comunidad del Inca. Al llegar a la comunidad saludé con gozo a los hermanos y respiré esperanza y alegría ante el regalo que nos hace el Señor para afianzar la presencia de la Orden en El Ecuador. Encontré a Luis y Robin, dispuestos ya para comenzar el noviciado en Colombia; a Benjamín, de segundo año de postulantado; a José Luis, Iván y Martín de primer año de postulantado. Junto a ellos, el P. Marcelo. El P. Carmelo llegará hoy después de acompañar a una comunidad de carmelitas. Esta mañana, a las cinco y media, hemos orado juntos al Señor que hace maravillas. Su manera de orar me ha evangelizado. Por todos los sitios se siente la presencia de Santa Teresita, la mujer que lo escogió todo y que no negó a Jesús nada de lo que le pedía. Con su perfume comienzo esta visita a los hermanos y hermanas de El Ecuador. La comienzo con mucha esperanza, con mucha alegría, porque el Señor nunca falta a los que viven para El. Tengo sentimientos de profundo agradecimiento hacia todos los que han entregado años de su vida en El Ecuador; su semilla entregada dará frutos. Desde Quito, ciudad tan bella y acogedora, los hermanos y hermanas que viven su vocación de carmelitas en esta tierra, saludan con gozo a los que formamos la Provincia. Un abrazo. Pedro, provincial.